Es una guerrera nata, una jugadora nacida para esta competición, que se crece ante las adversidades y se agarra a la pista como pocas. Su hábitat natural es la tierra batida, pero se adaptará a las circunstancias y ejercerá las veces de segunda entrenadora. A buen seguro, a expensas de lo que pueda aportar sobre la pista, la pontevedresa otorgará un gran aplomo a las jugadoras que estén disputando encuentros, pudiendo aconsejarlas y transmitiéndoles su pasión por esta competición.

Titubeante inicio de 2016

Tras un 2015 magnífico, en el que Lourdes se reencontró a sí misma y volvió a ganar títulos ITF, como los de Montpellier y Tampico, le está costando encontrar el nivel esperado en los compases iniciales de la nueva temporada. Está situada como 106 en el ránking WTA, por lo que es muy importante para ella sumar puntos en aras de regresar al top-100.

Aún no ha ganado un partido en lo que va de año

Sin embargo, esto no ha sido óbice para que renuncie a jugar algún torneo ITF por acompañar al equipo español en esta eliminatoria. La confianza de Conchita Martínez en ella es plena, y sus derrotas durante este mes ante Hives y Friedsam no han mermado dicha confianza.

Regreso a su pasión

Dejó momentos de gran emoción e intensidad durante la Copa Federación. No acude desde 2013, y esta es una magnífica oportunidad para volver por sus fueros. El rendimiento de la pontevedresa en esta competición es bueno, habiendo cosechado un balance de 6-8 en victorias-derrotas.

Es capaz de jugar tanto individuales como dobles, aunque en esta ocasión parece predestinada a comparecer en el punto del dobles si éste hubiera de producirse, aunque su principal aportación será moral. Su victoria más destacada se produjo en 2013, contra Elena Svitolina en un partido memorable disputado en Alicante. Domínguez-Lino será una jugadora importante, tanto dentro como fuera de la pista.